De las Ruinas

La rescató de las ruinas del castillo en que había vivido toda su vida. Estaba gravemente herida y apenas respiraba. Pero él la cogió delicadamente en sus brazos y la trasladó a su refugio. Allí le fue curando sus heridas y la distrajo de sus penas, haciendo la noche más cálida con sus relatos. Poco a poco ella fue recobrando sus fuerzas y juntos pasearon por el bosque. Sólo una vez sus pasos los llevaron hasta las ruinas de su antiguo hogar, el castillo que la había oprimido y protegido desde niña. Nunca más quiso volver a verlo.

Él le enseñó a sobrevivir salvaje, en el bosque. Le enseñó a disfrutar de la libertad, de la naturaleza, de lo que era vivir sin más ley que la de la supervivencia. Durante un tiempo fueron felices, contando estrellas sentados en las ramas de los árboles.

Pero él sabía que ella algún día se lo pediría. Y por eso quiso adelantarse y mostrarle él mismo el camino hacia el pueblo. Antes de llegar ella le prometió que sólo sería una visita corta y que no le abandonaría nunca, porque a su lado era feliz. No contestó nada, asintió con la cabeza y llegaron. Ella quedó maravillada y en sus ojos se pudo ver brillar los recuerdos felices de su infancia, cuando vivía enmedio de la civilización. Aquella noche ella estuvo callada.

Pasaron unos meses en los que parecía que nada había cambiado. Incluso él pensó que quizás no quisiera regresar al pueblo. Pero lo inevitable tenía que ocurrir y ella le confesó que quería bajar a vivir con el resto de la sociedad. Durante un tiempo él se planteó seriamente si cambiar su vida y vivir con ella en el pueblo, como le había pedido. Incluso mientras la veía alejarse, con la promesa en el aire de volver a verle en breve, tuvo que reprimirse para no salir corriendo detrás suya. Él era una criatura de bosque, ni siquiera su compañía podría hacerle sobrevivir en el pueblo.

-¿Por qué me cuentas esto?

-Porque necesito que comprendas que los cuentos de campesinos y princesas nunca terminan bien. Que los finales felices no existen. Y por eso debes marcharte y vivir en el pueblo. La vida en el bosque es triste y solitaria.

-Dime… ¿volvió a visitarte?

-Sólo una vez. Para invitarme a su boda. Dicen que fue feliz el resto de su vida.