Todo final siempre es un comienzo…

Recuerdo el día que me contaron la historia de aquel rey que cuando construyó su castillo ordenó colocar un nido de termitas debajo de la primera piedra. Nadie supo dar una explicación a por qué decidió darle un final desde el principio a su historia, ni por qué quiso morir un día cualquiera, sin avisar, cuando su castillo se derrumbó sobre su cabeza. Ahora, creo que empiezo a entenderlo.

Sé que hoy vendrá a visitarme un agente. Su verdadera identidad no he querido averiguarla, ya me enteraré cuando le vea, porque pienso esperarle despierto. Dejaré que entre y haga su cometido. Él estará deseándolo y yo también. Aunque antes me gustaría mirarle a los ojos.

Yo creía que todo lo que había hecho estaba bien. Que la humanidad siempre me recordaría como lo que siempre quise ser, el liberador, el que se sacrificó por hacer que el mundo girase de una vez sobre sus ejes. Ahora me doy cuenta que al final sólo seré uno más en una larga lista de dictadores y que cuando muera, todo se reorganizará de manera justamente contraria a lo que defendí siempre.

Desde el principio luché por llevar adelante mis ideales. Tenía todo muy claro y una labia que me abrió muchos caminos. Pero como en todo, había gente que aún razonando no quería ser convencida. A esos no hubo más remedio que convencerlos con la fuerza monetaria o la fuerza bruta. Era necesario, las voces discordantes, por muy equivocadas que estuviesen, impedirían la realización de los planes a largo plazo.

Derroqué a dictadores y genocidas y en su lugar puse a gente buena y de confianza, que nunca se aprovecharían de nadie. Pero para poder mantenerlos en su lugar, tuve que emplear métodos poco ortodoxos, combatir contra los poderes que querían recuperar su liderazgo.

Esta noche todo habrá terminado y tras mi muerte acaerá otra revolución, con otros soñadores que querrán limpiar el mundo. Pero eso ya no estará en mi mano. Esta es la única manera que tengo para limpiar mi historia. Si cambiara contradiría todo lo que he sido hasta ahora. ¿Y cómo hacerles comprender que ahora entiendo que era imposible?