Cae…

¿Sabes lo que es ver a alguien que te importa caer?

Lo ves caminando como sonámbulo hacia el precipicio, quizás no demasiado deprisa, pero sabes que tarde o temprano acabará cayendo al vacío si nadie lo impide. Así que intentas interponerte en su camino. Al principio intentas hacerle comprender que delante suya no hay más que un estúpido precipicio. Que debe pararse o cambiar el rumbo.

Pero no sirve de nada. Puedes gritarle, discutirle, intentar convencerle, argumentarle,… son todo palabras inútilmente gastadas. Quizás te conteste o quizás no. Pero seguirá caminando hacia delante. Cuando ves que las palabras no surten efecto, empiezas a desesperarte. Cada vez está más cerca y sabes que no va a parar.

Así que te colocas enmedio de su camino, esperando poder cortarlo. Forcejeas, luchas, terminas por hacerle daño para pararle. Pero se deshace de tí. Es una voluntad superior a todo lo que le empuja. No quiere escucharte. No quiere seguirte. Ahora te convertiste en su enemigo.

Al final, rendido, ves que tus esfuerzos no han servido de nada. Si acaso, quizás, para acelerarle el paso. Y por último, ves cuando da el salto al vacío. Quizás en ese momento comprenda y mire hacia detrás. Pero ya es tarde. Cae, cae sin remedio.

Y lo has perdido para siempre.