Aunque renazca la esperanza

Alarga la mano y toma entre sus dedos una pequeña pluma, algo chamuscada y amarillenta. La guarda entre sus manos, cierra los ojos y la aprieta contra su pecho.

Un tiempo indeterminado después, abre los ojos. Entre sus manos hay una pequeña criatura alada que respira suavemente.

-Esta vez todo saldrá bien. Confía en mí.