Luz y Oscuridad

Antes de su existencia no había nada, ni siquiera el tiempo. De pronto, una pequeña luz apareció flotando en el vacío, y fue creciendo hasta volverse una esfera incandescente. Una eternidad después, tomaron forma.

Ella (si es que puede considerarse de este género) absorbió toda la luz que había, conviertiéndose en una llama cegadora y ardiente. Toda ella era energía y vida.

Él (si es que puede considerarse de este género) absorbió toda la oscuridad que había, volviéndose frío y apagado.

Ambos notaron enseguida su dependencia el uno del otro. Ella necesitaba que alguien la calmara y apagara su fogosidad, quitándole el exceso de energía y luz que desprendía. Él necesitaba que alguien le diera calor, que equilibrara el frío y la oscuridad que sentía. Sabían que no podían ceder el uno en los brazos del otro, porque se consumirían mutuamente y volverían a la nada de la que salieron.

Para calmar su apetito, Ella creó la vida y el universo, mediante la luz y la energía de su ser. Él apagó esa hambre insaciable que tenía tomando luz y energía de ese mismo universo. Ella daba la vida. Él se alimentaba de la muerte.

Algún día llegará, en el que a Ella se le acabe la energía y Él por fin calme su sed. Y, con la última energía y la última oscuridad, se fundirán en un abrazo que acabará con todo lo que conocemos. Entonces el universo volverá a ser la nada que fue una vez. Pero hasta entonces, no seremos más que marionetas en un juego demasiado grande para nosotros. Un juego en el que ella va dejando pequeñas formas de vida para que él pueda tomarlas.