Interceptor

Mientras dobla la ropa y prepara el maletín para el día siguiente, silba una alegre melodía que acompaña con el pie.

-Odio esa canción. Es demasiado pegadiza.

-Perdona, no sabía que te molestara tanto. Es que estoy contento por lo de mañana.

-¿Mañana?

-La presentación que me han encargado. Va a ir todo sobre ruedas, me he pasado toda la tarde ensayando.

-No deberías trabajar hasta tan tarde. El sueldo que te pagan no compensa todo el esfuerzo que haces.

-¿Tú crees? Me gusta lo que hago.

-Pero abusan de tí. Esta tarde debías haberte tomado un descanso. Te lo mereces.

-Ya descansaré luego. Por primera vez en mi vida, todo va sobre ruedas. Las piezas encajan como debe ser.

-¿Y eres feliz?

-Claro que lo soy.

-¿Te repites eso todas las noches para poder dormir tranquilo?

-No lo necesito. Soy feliz.

-Dicen que si tienes que preguntarte si eres feliz, es porque no lo eres.

-Pero yo no me lo pregunto, me has preguntado tú.

-¿Qué dices? Si llevas un rato hablando solo…

Se vuelve. El silencio vuelve a inundar la habitación. Abre la cama y se sienta. Lentamente se quita los zapatos y mete los pies bajo las mantas. Justo antes de apagar la luz y cerrar los ojos, aún murmura algo más:

-Pero lo soy.