Erase una vez

Erase una vez un viejo rey, viudo, en un país muy muy lejano. Este rey tenía tres hijos, a cada cual más tonto, mundialmente famosos por su estupidez y torpeza. Preocupado por lo que podría pasar tras su muerte, reunió a sus hijos en la corte y les habló así: “Hijos mios, ha llegado el momento en el que debo escoger de entre vosotros a mi heredero. Dadas vuestras circunstancias, no confío en que ninguno de vosotros sea capaz de gobernar sabia y justamente.

Bajo la lona

Hace más calor dentro de la lona que fuera, pero por lo menos aquí debajo no duele el sol. Mi compañero ronca suavemente en una postura imposible con el cuello hacia atrás. De pronto abre los ojos y me mira el brazo. -Se te está cayendo el parche. -Bah, de todas formas nunca conseguí dejar de fumar. Termino de despegar el parche y lo tiro lejos. Demonios, maldito sudor, se te escurre por todo el cuerpo.

Ya he estado aquí antes

Esto me lo conozco. Sé a dónde lleva el camino. He estado aquí antes. En otro tiempo, con otras personas. En otras circunstancias. Pero ya he pasado por aquí. Reconozco cada curva, cada piedra. El olor sigue siendo el mismo. Y me invade la nostalgia recordando lo bien que lo pasamos, lo divertido que fue. Y tengo miedo del camino. La primera vez pudimos echarle la culpa a la inocencia, a la ignorancia.

Añoranza

A veces vuelvo a lugares donde ya no estoy, y siento una extraña añoranza de aquellos tiempos que en su momento no parecieron tan buenos. Pero visto desde lejos, te das cuenta de que una parte de tí se forjó en aquel sitio, mientras estabas ocupando con otros asuntos. Veo cómo otras personas ocupan el lugar que yo antes ocupé y se me reblandecen los ojos pensando en que quizás a mi también me observaron desde el pasado, recordando lo que ellos ya no podían alcanzar.

En el vacío se establece una onda estacionaria

Soy una onda electromagnética. Mi vida ha sido breve, pero rápida. A la velocidad de la luz, concretamente. Nací hace 19 nanosegundos. Salí de una lámpara y me propagué en el vacío. Mi longitud de onda hace que la gente me vea de color rojo. Pero, realmente, esto no importa. Dentro de un picosegundo chocaré contra un átomo de manera que toda mi energía, que es mi forma de ser, pasará a éste.

Grandes desconocidos

El arpa de Orfeo calla, y el crepitar de las llamas llena la noche. Embelesados por el relato que les acaba de contar, se sienten menos solos. Después de unos minutos de reflexión, Calisto mira al siguiente orador, que aún tarda un poco en comenzar su historia: La conocí cuando me destinaron en una trinchera cercana a la frontera. Utilizaba la identidad de su difunto marido, el cual había muerto entre sus brazos.

Palabras y más palabras

A veces las palabras se derraman por la página en blanco. Se golpean unas con otras en un torrente desordenado, en una orgía sin control. Se pisan, se sobreponen, se interrumpen unas a otras sin descanso. Pero igual que un río furioso, donde las gotas de agua se mezclan y chocan, al final acaban encontrando la forma de fluir y formar un texto con sentido. Y, aunque sigue siendo un torrente caótico y violento, inexplicablemente acaban por encajar y enlazarse para que, visto con perspectiva, el paisaje sea sereno y apacible.

Un tarro de cristal

Agita suavemente el tarro de cristal mientras observa cómo la sustancia opaca y casi grisácea que contiene se balancea entre sus paredes. Ya queda poca. Demasiado poca. ¿Cómo ha podido ocurrir? Tenía que haber sido más previsor. Se lo advirtieron. Todavía recuerda el discurso que le dieron cuando le entregaron el tarro, hace muchos muchos años: “Úsalo con cautela porque al final siempre te parecerá poco. Recuerda que para conseguir cosas en esta vida, tendrás que dar parte del contenido.

Ciegos

-¿Lo has comprendido? -Creo que sí. Tengo un cáncer que, esperamos, podrá operarse fácilmente y sin complicaciones. Cuanto antes mejor. Está tranquilo. Confía en el médico. Estas cosas pasan, sólo eso. -¿Y la otra parte? -¿La otra parte? -Las consecuencias del tumor. -Segrego más endorfinas de lo normal, me has dicho. ¿Es eso? -¿Y entiendes lo que eso significa? -¿Que no es bueno? Sonríe, calmado. Despreocupado. -No me preocupa que sea o no bueno ahora.

Interceptor

Mientras dobla la ropa y prepara el maletín para el día siguiente, silba una alegre melodía que acompaña con el pie. -Odio esa canción. Es demasiado pegadiza. -Perdona, no sabía que te molestara tanto. Es que estoy contento por lo de mañana. -¿Mañana? -La presentación que me han encargado. Va a ir todo sobre ruedas, me he pasado toda la tarde ensayando. -No deberías trabajar hasta tan tarde. El sueldo que te pagan no compensa todo el esfuerzo que haces.