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Desahógate en mi regazo
Ven. Recuéstate en mi regazo, ponte cómodo. No hay lugar mejor para soltar esas lágrimas. No te preocupes ahora por mi, desahógate. Expulsa toda esa rabia que llevas dentro. Tranquilo, no te diré que te lo advertí. Tampoco te recordaré que te previne contra ella. Bastante te mortificarás tú solo pensando en que podías haber evitado este dolor. Pero recuerda que también te dio felicidad en algún momento.
Así, más calmado, cuéntame, ¿cómo pasó? ¿Por qué te dejó? ¿Fue algo que hiciste? ¿Algo que le dijiste? No, no te atormentes. Ya pasó, tranquilo. Ella no merecía estar contigo. Estoy segura de que encontrarás a otra. Sí, ya sé que ahora no quieres ninguna otra, pero algún día pasarás al lado de una chica y la mirarás con otros ojos. Y empezarás una nueva relación que quizás si funcione. Pero no te preocupes por eso ahora. Estoy segura de que alcanzarás la felicidad. Es sólo cuestión de tiempo.
Sé que la querías. No hacía falta que lo dijeras, se te notaba en la mirada, en tus gestos, en tu cara. Suspirabas al verla llegar mucho antes de darte cuenta de que la querías. Incluso te reiste y lo negaste todo cuando te pregunté por ella la primera vez. Sí, yo también me acuerdo. Por aquel entonces eras feliz y no escuchabas nada de lo que te decía. La querías y con eso te bastaba.
Fue después, cuando te alejaste de mi, cuando todo empezó a ir mal. Llamarme fue lo primero que hiciste después de vuestra primera pelea. Espero que no tardara mucho en llegar, pero comprende que estaba con otro chico en ese momento. Cuando llegué a donde estabas me diste miedo. Tan pálido, tan herido,… Sí, sé que la querías. Y la sigues queriendo. Pero incluso esa herida cicatrizará. Llegará el día en que puedas mirarla a los ojos y no sentir nada, ni siquiera rabia. Y pasearás sin acordarte de su perfume.
Cierra los ojos, respira lento. Relájate, deja que el sueño te venza ahora que estás cansado. No te preocupes por nada. Mañana será un nuevo día. Mientras tanto, yo velaré que no te pase nada, como siempre he hecho cuando acudes a mi después de cada decepción. Porque, ¿sabes? yo siempre he estado aquí, contigo, cuando me necesitabas. Y ahora que te veo dormir tranquilo y sé que mis palabras no llegan a donde tú estás quiero decirte que pase lo que pase, siempre me tendrás a tu lado. Que te protegeré y siempre tendrás mi regazo para llorar cuando tus historias te vayan mal. Que en mi regazo siempre encontraste y siempre encontrarás lo que necesitas. Que quizás algún día ya no vuelvas a moverte de mi lado para buscar a otra…