Carta

Sé que no reconocerás mi letra. Es normal, nunca has leído ninguna carta mia. Pero espero que por eso no la hayas tirado directamente a la basura sin abrirla. Es lo único que quedará mio a partir de ahora en este mundo. Y me gustaría que lo guardaras tú.

Sé que no sabrás quién soy. Que te extrañará recibir esta carta. Y que pensarás que estoy loca, que soy una paranoica, incluso es posible que te asustes. Tranquilo, eres la última persona en este mundo al que le haría daño. Pero por favor, intenta comprenderme, intenta ponerte en mi situación.

Imagina despertarte una mañana en un lugar desconocido. Y cuando llegas a tu casa, descubrir que tu llave no entra en la cerradura, y que en ella habitan unos completos desconocidos. Imagina que, enmedio de la sorpresa, decides preguntar a algún vecino y no te reconoce. Vas a la tienda de abajo y dicen que jamás te han visto. Intentas llamar a tu familia y los números están equivocados. Imagina que de pronto, toda tu vida ha desaparecido. Nadie sabe quién eres, no hay rastro tuyo. No eres nadie.

Cuando te percatas de la situación intentas cambiar de estrategia. Vas llamando a tus amigos, uno a uno, intentando explicarles lo que te pasa. Todos te cuelgan el teléfono. Intentas buscarlos en persona, y todos te rehúyen. Nadie te cree y nadie quiere ayudarte. Te buscas en las páginas amarillas, en internet, en la guía telefónica. Ni rastro de tí o de los tuyos. Simplemente, no existes.

La poca documentación que llevabas encima no te sirve de nada porque la Policía cree que es falsa. Nadie te va a dar un trabajo. Nadie te va a alquilar una casa. No puedes intentar rehacer una vida nueva ni aunque quisieras. Porque nadie está dispuesto a creerte. Lógico por otra parte, es algo increíble. Yo misma no lo hubiera creído.

Y, por último, acudo a ti. No voy a pedirte que me entiendas. Tampoco voy a pedirte que me ayudes. No soy tan ilusa como para esperar que vayas a acordarte de mi. Pero me gustaría que guardaras contigo esta carta, único recuerdo mio que quedará aquí. Para cuando la recibas yo ya no estaré en este mundo. Quizás, al otro lado, alguien me reconozca y me ponga en mi sitio. O quizás me convierta en alma en pena. Pero tengo que intentarlo.

Lo único que me gustaría es que supieras que, en algún momento, en alguna parte, fuimos felices. Que no estabas tan solo como sé que estás ahora, porque yo estaba allí. Que pasamos muchas tardes juntos, observando el atardecer, y que creíamos que podríamos comernos el mundo. Me gustaría que recordaras por los dos que una vez estuvimos juntos y que la vida no era más que un dulce sueño del que no queríamos despertar. Me gustaría que supieras lo importante que fuiste para mi.

Que te vaya bonito, pues. Es lo único que deseo ahora mismo.