Helado

Sé que llegará el día que te alejes para no volver. Pero hasta entonces, seguiré disfrutando de la ventaja que tengo sobre el resto de las mortales. Me siento torpe, con el helado entre mis manos, mientras veo cómo tu boca se va deslizando, cuidando que no resbale nada fuera del cucurucho. Mordisqueas, tu lengua acaricia con delicadeza, se nota que estás disfrutando, con algo tan simple como un helado, mientras paseamos por la playa. Cuando pienso lo desaprovechado que estás, siendo destinado a algún helado remoto, me siento frustrada. Pero hasta que le des un mejor destino a tus habilidades, seguiré a tu lado, observando fascinada el delicado proceso con que saboreas el helado.

Probablemente mi cara refleje lo que pienso, y mis ojos se estén parando más en tu helado que en el mio, pero estás tan ocupado que ni te das cuenta. Aparto los ojos para concentrarme en mi propio helado por unos momentos, evitando que se derrita más de la cuenta, pero pronto vuelvo a caer en la tentación de observarte. ¡Quién fuera helado para derretirse en tus labios! Estás tan concentrado que tampoco ves la sonrisa que se va formando en mi rostro.

Terminas al fin, y después de unos segundos, abres los ojos para encontrarme mirando en tu dirección. Rápidamente, desvío la mirada para seguir con mi helado. “Eres muy lenta” Me encojo de hombros y seguimos caminando por la playa, mientras ríes. No puedo evitar sonreir, mientras disfruto de uno de los pocos placeres de los que puedo aún seguir disfrutando contigo.