¿Te reconoces?

Se deja caer en el sofá, cansado tras un largo día de trabajo. No se molesta en poner la televisión, ni tampoco en coger un libro. Hoy no tiene ganas de nada. Pone los pies encima de la mesa y cierra los ojos.

¿Por qué no consigo sentirme a gusto? ¿No lo tengo todo? La vida me ha tratado bien, casi como si realmente hubiera ahi arriba alguien que me cuidase. Un trabajo agradable, un grupo de amigos que me sacan de la rutina, una familia que me quiere,… ¿Qué estoy intentando pedirle a la vida?

No hay peor soledad que la que sufres rodeado de gente. No es que sean malas personas, es que sencillamente no encajas con ellos. A veces, cuando me miro al espejo, siento que la persona que me mira al otro lado es la única que podría comprenderme. Por mucho que compartas con alguien, nunca puedes llegar a conocerle tan bien como te conoces a tí mismo. Nadie podría leerte el pensamiento tan bien.

Vamos, ¿quien no ha soñado con viajar en el tiempo para poder encontrarse consigo mismo? Poder darse un abrazo, prometer algo que sabes que vas a cumplir, porque ¿cómo podrías defraudarte jamás a tí mismo? Eres la única persona en la que realmente puedes confiar y, en todo caso, si te traicionases estarías perdonándote a tí mismo, porque serías la única persona que realmente te comprendería. Te amarías en los momentos más duros y te reprenderías cuando te pottases mal. Nunca podrías enfadarte. Sería perfecto.

Bah, las paradojas temporales harían imposible esta idea. Lo más cercano que se puede conseguir, es a clonarse uno mismo. Pero eso no garantizaría nada. La personalidad no va sólo en los genes. El ambiente, las experiencias personales,… habría que reproducir paso a paso, detalle a detalle, toda la vida de uno mismo hasta llegar al punto en el que está lo bastante maduro como para el encuentro. Ríe con la idea. Es sencillamente absurda.

Llaman a la puerta. No espera a nadie, pero se levanta mientras sigue pensando en la idea. Quizás se podría montar una empresa para llevar a cabo esta idea. Una sola persona no podría encargarse de todo esto, sobre todo porque no podría hacerlo personalmente, ya que modificaría el entorno en el que crecería el clon. Harían falta muchos medios para poder llevarlo a cabo. Y siempre quedaría el azar, que podría hacer fracasar el proyecto.

Al otro lado de la puerta hay un hombre de mediana edad. Parece nervioso y tiene los ojos brillantes y húmedos. Hace como un gesto de saludo pero luego para, suspira, y se decide a hablar.

-Hola. Soy tú, dentro de 25 años.