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Escalera
A lo mejor es que es cíclica. Eso ya lo ha pensado muchas veces. Una escalera redonda, que da la vuelta. Intenta dejar alguna señal pero es incapaz de hacer marcas en el frío hierro. Alguna vez ha conseguido hacerse una herida e intentar pintarla. Pero la sangre seca también se escama y cae sin remedio. Así que abandona la idea y sigue adelante.
Pero ¿qué es adelante? ¿Arriba o abajo? No lo sabe.
A veces decide que la salida sólo puede estar arriba. Una escalera como esta suele estar construida para subir a alguna parte. Las escaleras están para alcanzar alturas que no se alcanzarían de otra manera. Así que sube.
Otras veces llega a la conclusión de que la escalera deberá estar apoyada en el suelo de alguna manera. Hay escaleras que no van a ninguna parte hacia arriba, sólo son para ganar altura pero no para ir a ningún sitio. Así que baja.
Pero últimamente no sigue ninguno de estos razonamientos. Porque da igual si es arriba o abajo. Lo importante es avanzar siempre en la misma dirección. Si a veces sube y a veces baja, al final es como si no se moviera. Y el quiere moverse para salir de ahi. Así que decide bajar. Por decidir algo. Porque es más cómodo.
A veces se deja caer. Se suelta, se separa de la escalera y cierra los ojos. Siente como cae, nota la gravedad que tira de él hacia abajo. Y deja pasar el tiempo. Pero el golpe final nunca llega. Después de un tiempo indefinido, vuelve a agarrarse a la escalera para seguir adelante.
¿Y si su objetivo en la escalera también estuviera moviéndose? No sabe cuál es su objetivo. Una persona, un animal, una salida, una meta al fin y al cabo. Pero ¿y si también se mueve? ¿Si es una escalera cíclica y se mueve? Entonces para encontrarlo lo mejor sería quedarse quieto. Porque si se mueven en la misma dirección jamás se encontrarán. Pero si su objetivo está quieto, jamás lo alcanzará. Así que al final sigue hacia delante.