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De qué sirve el destino, si no podemos cambiarlo
-Pero tú has vivido el futuro, lo sabes. Podrías decirme algo, darme una tranquilidad.
-¿Una tranquilidad? Si te dijera que todo esto acabará dentro de un tiempo, ¿podrías vivir con ello? No, vivirías contando los días hasta que caducase. No podrías disfrutar de lo que te queda, estarías más pendiente de esa cuenta atrás que de disfrutarlo realmente. Y si te dijese que esto no tendrá fin, entonces acabarías descuidándolo, olvidándolo en la tranquilidad de quien sabe que tiene el poder. Y serías tú mismo quien acabaría por matarlo.
-Al menos podrías darme algún consejo, algunas guías, algo que sepas que necesitaré en el futuro.
-¿Un consejo? Te daré un consejo: vive como si cada día fuese el último. Cada palabra, cada gesto, cada beso, puede que no haya más después de ese. ¿Y querrías que las últimas palabras fuesen esas y que fueran ellas las que quedaran para la posteridad?
-Eso es que viste el final.
-¿Eso crees?