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…donde nada volverá a ser lo que era
Cincuenta pares de ojos inquisidores la observan mientras se acerca el micrófono a la boca. No era esta la forma en la que quería dar la noticia, pero sabe que es lo más sensato. La mayoría han escuchado ya el rumor, pero necesitan confirmarlo. Nadie hubiera esperado un giro así.
“Compañeros… ”
Sólo han pasado algunos meses desde que comenzó esta locura pero le parecen años. Mira a aquel hombre que entró en su piso ocho meses atrás para contarle que ella era la elegida. Él asiente y le sonríe. Es el momento.
“Compañeros, está confirmado, en cinco meses nacerá el primero.”
El resto de sus palabras se ven ahogadas por los gritos y las botellas descorchándose para celebrar la noticia. Ahora ya saben cual es el origen, saben de dónde vienen, y, lo que es más importante, saben que el futuro está asegurado. La máquina del tiempo estuvo planeada desde el principio, no es ningún impedimento para su expansión. No ocurrirá ninguna desgracia.
Ahora tendrá que buscar un lugar donde esconderse. Sabe que ellos la ayudarán, sabe que no estará sola. Y sabe que del hijo que espera, el primer Homo Futuris, dependerá el futuro de la humanidad.
Quién hubiera pensado que la mutación aparecería de esta forma. Quién hubiera podido imaginar que acabaría enamorándose de una de aquellas bestias, que serían los que traerían la mutación al presente. Quién le hubiera dicho a aquellos dictadores que sería su propia tecnología de viajes en el tiempo la que les quitaría el poder para devolvérselo al pueblo. Nadie hubiera podido predecirlo.
Pueden adelantarse al futuro. Sólo tienen que cambiar la historia, empezar bien desde el principio, dejar bien claro que son humanos, que son pacíficos y que sólo pueden traer el bien. No dejar que los déspotas se aprovechen del miedo a lo desconocido. La mutación es buena, es un avance en la evolución. Seres humanos más fuertes, más ágiles, más inteligentes. Y, sobre todo, más aptos para la supervivencia.
¿O quizás no puedan? ¿Y si está todo predestinado? ¿Quizás estuvo planeado así el destino? ¿Deberán volver a esconderse, a sabiendas de que tarde o temprano serán unos poscritos perseguidos? ¿Deberán las leyendas tener que olvidar el orígen para que puedan encontrarse de nuevo en el pasado y poder comenzar todo? ¿Qué pasará si la máquina del tiempo nunca llega a desarrollarse?
Y mientras mira al padre de su hijo, un remoto descendiente suyo, el viajero en el tiempo que hizo posible el milagro, no puede sino pensar en que, después de todo, no es decisión suya. Serán los hijos de sus hijos quienes elijan el camino. Como ya lo eligieron antes.