No te escondas

Cierra los ojos y siente una nueva ola que le inunda y le hace temblar. Es cálida y suave, empieza en algún lugar indeterminado del cuello y termina en los dedos de los pies. No le gusta abrir los ojos después, ¿para qué enfrentarse a algo tan frío y vulgar cuando tu mundo interior es tan salvajemente abundante?