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Y el hombre se transformará en bestia…
“El trabajo es muy sencillo: te daremos una serie de localizaciones y tú vigilarás. Cuando aparezca una de estas bestias, acabas con ellas.”
“¿De dónde han salido?”
“Eso no importa. Son bestias que hay que exterminar por el bien de la humanidad. Nosotros te pagamos y tú te encargas de ellas.”
“Correcto”
“Cada vez que liquides a alguna, traes un trofeo y te daremos el dinero.”
“Y cuando termine tendré…”
“Tendrás inmunidad total y podrás retirarte en paz.”
“Hecho.”
Era un aparcamiento de las afueras, silencioso y vacío. Apenas un par de coches abandonados y mucha basura. Apoyada contra una farola, espera impaciente. Es un trabajo que parece sencillo, pero tiene prisa por acabarlo. En cuanto consiga la inmunidad podrá llevar una vida normal de ciudadana dentro de la ley. Se acabó el perseguir criminales y las cazas furtivas. Buscará cualquier trabajo sencillo y se comprará la casita en las afueras, como cualquier mujer de su edad.
Ahí estaba, igual que en la fotografía. Una especie de tigre anarajado de seis patas, poco más bajo que un caballo. Al mover la escopeta para apuntar, la mira atentamente y empieza a moverse a toda velocidad, sin apartar sus ojos de ella. El cabrón se mueve rápido, esquivando las balas, pero tampoco tiene dónde esconderse.
La bestia apoya su frente en el cañón y la mira. La ha pillado por sorpresa acercándose tanto, pero eso no importa, ahora el tiro es imposible de esquivar. Sin embargo…
“Sabía que te encontraría aquí.”