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No hay palabras
No hay palabras para decir todo lo que pasa por mi cabeza ahora mismo. Puedo intentar aferrarme a una idea con la esperanza de tener razón y que todo esto sea sólo un juego que unos acaban antes que otros. Pero me resulta difícil. Me resulta difícil porque sigo sin encontrarle el sentido. Y en mi mente racional, algo que no tiene sentido debe ser erróneo.
Hay recuerdos que pesan demasiado. Pensar que hay cosas que cuando mi memoria olvide será como si no hubieran ocurrido es, no sé, esperpéntico. Extraño. Me esfuerzo una y otra vez por no olvidar nada, porque ya soy el único recipiente posible para esos recuerdos y recordar es la única forma de mantenerlo vivo. Pero no tiene sentido, acabaré por olvidarlo todo poco a poco hasta que quede en una leyenda que ni siquiera yo sepa distinguir de la verdad. Nos repetiremos unos a otros anécdotas que ocurrieron, cambiandolas un poco cada vez, hasta que el mito y la realidad sean indistinguibles. Me duele pensar que nunca le recordaré con tanta claridad como ahora.
Es ley de vida, lo sé. Pero aún así cuesta aceptar que una vida (tan llena de vida) que ayer estaba aquí, hoy no existe. No tiene sentido, no puedo comprender por qué tiene que ser así. No debería ser así. El maldito karma a veces no compensa suficiente.
Soy consciente de que pasará el tiempo y las heridas irán cicatrizando y volveremos a llevar una rutina. Acabaremos por aceptarlo. Mejor o peor, nuestras vidas seguirán adelante. Pero aunque racionalmente entienda que hay luz al final de este túnel, el túnel sigue siendo una pesadilla que hay que atravesar y durante todo el camino volveremos una y otra vez a pararnos a mirar atrás. A preguntarnos dónde está, por qué ya no contesta. ¿Puede ser un consuelo el hecho de que otros lo estén pasando peor que yo? No, tampoco eso es un consuelo, nunca lo fue.
Supongo que cuando llegue mi hora iré a buscarte a la cara norte del volcán de cerveza… Te debía una. Y espero que entonces pueda por fin aceptar este sinsentido.
Es estúpido, siempre decías que no querías leer mi blog porque te parecía estar invadiendo mi intimidad. Soy tonta por dedicarte un post, te hubieras reido de mí. Me hubiera gustado poder dedicarte algo mejor, pero sigo sin poder escribir sobre todo esto. Duele demasiado pensar.