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Bajo la lona
Hace más calor dentro de la lona que fuera, pero por lo menos aquí debajo no duele el sol. Mi compañero ronca suavemente en una postura imposible con el cuello hacia atrás. De pronto abre los ojos y me mira el brazo.
-Se te está cayendo el parche.
-Bah, de todas formas nunca conseguí dejar de fumar.
Termino de despegar el parche y lo tiro lejos. Demonios, maldito sudor, se te escurre por todo el cuerpo. Debo tener por lo menos un centímetro de esa masa pegajosa y viscosa. Hemos sudado tanto que ya ni huele mal. El placer de una ducha fría, daría mi brazo derecho por un chorro de agua.
Todavía recuerdo lo que nos reíamos de aquella sesión de preparación antes de subir al avión, donde aquel hombre de acento errático intentaba explicarnos lo que nos esperaba. “No podréis entenderlo” decía el instructor arrastrando las erres “No lo comprenderéis hasta que no estéis allí”. Y nos hablaba de las chilabas, de los turbantes, de lo importante que era no dejar que el calor atravesara la ropa. Tenía razón, era imposible imaginar este infierno.
-¿Qué hora será?
-Pues por como pica el sol, cerca de las doce.
Mi compañero se refresca la pegajosa boca con un trago de la cantimplora y se recuesta otra vez.
-Deberían haber vuelto hace horas para sustituirnos.
-Se habrán perdido, como siempre.
Es normal que tarden. Cuando no se encuentran con un grupo de insurgentes es porque les arrolla una tormenta de arena. Cualquier cosa con tal de estar el menor tiempo posible bajo la lona.
-¿Y si les han atacado y están todos muertos?
-Entonces pronto se acabará la pesadilla.
Río con una risa seca, histérica. Mi compañero se me une sin mucho entusiasmo y me lanza la cantimplora. El agua está casi más caliente que el aire, juraría que hasta noto las burbujas de ebullición mientras atraviesa mi garganta. No refresca, pero la garganta duele algo menos y ya no mastico arena. Remuevo la tierra bajo mis pies buscando algo más fresco y entierro los pies.
Es un puesto de avanzadilla sin radio. Estamos lejos hasta para eso. Al final de todo, al borde del infierno. Maldito infierno. Y lo que nos queda porque esto no ha hecho más que empezar..